Sin envase, ni estructura, ni sofismas. Con la riqueza que tiene aquello que surge desde el núcleo del ser. Lo dicho por este singular personaje no anda con dobleces. Se presente con el anclaje que lo gobierna y lo vomita sin miramientos. Lo suyo es un tsunami que lo corroe. Tanto como el dolor que lo tiene ardiendo en la vida. Suplicio que lo interpela y que invita que lo propio ocurra con el público. La marea que lo aborda, provoca en su fragmentación, un impacto que desacomoda el paradigma que conforma nuestro ente. La sinapsis que genera su mente viaja al galope provocando emociones encontradas, sorpresas varias y enorme manantial en donde acampar. 

       "Tom Pain", es un unipersonal de una hora de duración protagonizado por Rogelio Gracia, quien narra las vivencias de un ser en la etapa de madurez, pero que no ha perdido la candidez de un niño. Ese que fue al ver la maravilla del encuentro entre una abeja y una flor no pudo resistir la tentación de ser parte y de allí salió machucado. Este disparador lo ha depositado en un escenario llevando consigo su espíritu al viento, la carne en sal, y la mente como un timón tratando de monitorear el corcel que se ha desatado.

       La obra tiene una puesta minimalista: Sillón, mesa, libro y vaso de agua. Fondo negro, tanto como el traje que lo viste. No obstante, ese ser ilustrado, desde ese lugar psicoanalítico, nos interpela con un decir vertical, "violento", frágil, imposible y con el envoltorio de la dulzura. 

     Somos seres de agua. Es decir, somos sujetos con la emoción como una constante. Ese fluido ha roto su represa y viaja con furia. No hay un GPS en su recorrido. Viaja sin otro rumbo que la fuerza indómita que la domina. De ahí que surja su incontinencia verbal y el maremoto de temas, anécdotas y comentarios. Ellos surgen por el grado de estado de sensibilidad extrema ya que no ha sido domesticado por la estructura Aristotélica. Es un ser sin red de protección y abierto al cosmos. 

  La obra es simple en su trazado de recursos escénicos. Solo se apoya en el cuerpo y en la voz del actor. Esta desnudo y con tan brutal honestidad se nos presenta. Desde allí se planta y hace su apuesta. No hay artificio, aún estando el mismo. Su gran espada es el propio cuerpo que como un muelle móvil materializa su sentir rompiendo la cuarta pared y apostando a la incomodidad.

     Rogelio Gracia, tiene carisma, frescura, y bravura. Es la que necesita este ser que narra descalzo, signo que nos habla de ese niño que aún lo domina y que nos invita a echar una vistazo sobre cómo hemos construido nuestra subjetividad. 

By Hugo Manu Correa 

Ficha técnica

Autor: Will Eno

Traducción: Stefanie Neukirch

Actor: Rogelio Gracia

Dirección: Lucio Hernández

Iluminación: Rosina Daguerre

Producción: Ignacio Fumero Ayo, Sebastián Ohrwaschel y Rogelio Gracia

Foto: Robert Yabeck

Ambiente Sonoro: Federico Moreira